“Hasta este momento no caí. He sentido una emoción que no se la puedo explicar a nadie”, confesó. El oficial se llama Osvaldo Ariel Palomares, tiene 23 años y lleva cuatro meses en la Policía, pero nunca había vivido algo similar a lo que ocurrió el lunes a la tarde; el joven fue quien le quitó el pico de botella roto a un hombre que tenía como rehén a una mujer en la confitería céntrica “La Estrella” de Concepción.
Habló la mujer que fue tomada como rehén
Un día después de ese violento momento, Palomares charló con LA GACETA; dijo que jamás habría podido hacerlo sin la ayuda de sus compañeros, advirtió que la situación pudo haber terminado en una tragedia, y contó que, cuando caminaba hacia el agresor, pensó que la víctima podría ser su madre.
-¿Qué pasó cuando se enteraron del hecho?
- Yo salí corriendo a la confitería. Nos enteramos cuando se acercaron un grupo de personas y nos dijeron que había un hombre que amenazaba con un arma a una mujer en la confitería. Al llegar al lugar vi que estaba lleno de personas, pero me llamó la atención que los policías estaban a los costados, no al frente. Un agente me dijo que no me hiciera ver uniformado, porque el hombre gritaba que si veía a un policía, la mataba.
-¿Cómo tomaron la decisión de actuar?
-Primero ingresaron el ayudante fiscal (Mariano) Fernández y el prosecretario (Daniel) Marranzino, para calmar las cosas. En ese momento, se acercó un encargado y nos dijo que había una puerta de acceso al costado. Por ahí subimos a un primer piso con los agentes Miguel Ruiz y Marcos Tapia, y el cabo Marcos Astrada. Bajamos por otro lado y terminamos saliendo al fondo de la cocina. Me asomé para ver qué pasaba y vi que el hombre estaba de espaldas a nosotros, miraba al frente del local. Ahí decidimos actuar. Lo hicimos porque ya habíamos confirmado que no tenía un arma de fuego.
-¿Cómo lo hicieron?
- Con Ruiz y Astrada, nos sacamos la camiseta de la policía y el casquete. La idea era confundirnos con los otros civiles que estaban en el lugar. Lo teníamos a 15 metros. Se veía que tenía a alguien atrapada, pero no veíamos a la mujer. El hombre gritaba mucho. Intentaron calmarlo, pero él exigía ver al intendente, a un juez y al gobernador. Y cada vez era mas violento.
-¿Cómo lo redujeron?
-Yo fui el primero en llegar y le sujeté el brazo que tenía el arma, para alejarlo de la mujer. Ruiz lo tomó del cuello y Astrada lo terminó de tirar al suelo. El hombre estaba sorprendido pero forcejeaba y se negaba a que lo lleváramos.
-¿Qué pensaste mientras se acercaban a él?
-Pensé en la vida de esa señora, que podría haber sido mi madre o un ser querido. Y me sentí seguro por el apoyo de mis compañeros. Una vez que se toma la decisión, hay que cumplirla hasta el final. Hasta este momento no caí. He sentido una emoción que no se la puedo explicar a nadie. Nunca había vivido algo así desde que estoy en la Policía.
Pese a que el agresor no estaba dispuesto a entregarse, entre los tres efectivos lo redujeron en pocos segundos, mientras escuchaban los insultos que el agresor les gritaba. Palomares en ese momento se dio cuenta de la trascendencia que tomó el caso; al levantar la cabeza, vio decenas de celulares que filmaban la acción, mientras otras personas aplaudían. En las imágenes a las que pudo acceder LA GACETA de ese momento, se ve que la víctima (Mercedes Simón Dublé), cayó de la silla cuando su captor fue derribado, pero de inmediato fue socorrida por los empleados judiciales que estaban allí.
-¿Qué te dijo ella, luego de ser rescatada?
-Recién pudimos hablar bien hoy (por ayer). El lunes, como yo tenía que documentar todo, le pregunté si estaba bien y me contestó que sólo había sufrido un pequeño corte en el cuello. Le ofrecí que la atendiera el médico de la Policía en ese momento, pero ella prefirió hacerlo después. Cuando vino a la comisaría para esa revisión, el ayudante fiscal le contó que yo era uno de los que había participado en la maniobra. La mujer me tomó de las manos y me agradeció muchas veces. Es más, incluso me quería traer una torta.
La rehén dijo que el captor era “un chico muy triste”
Mercedes Simón Dublé es de Aguilares y el lunes a la tarde fue a tomar un café en la confitería La Estrella, de Concepción. Ahí fue víctima de una violenta experiencia. Era cerca de las 16 cuando un desconocido irrumpió en el lugar y la tomó de rehén. Con un cuello roto de botella la sujetó contra él. El hombre en ese momento se comportó como si estuviera bajo influencia de drogas o alcohol. Simón Dublé fue rescatada sana y salva por la policía luego de unos 20 minutos de tensión. Ahora se recupera en su casa del shock sufrido.
“Me encuentro bien, viva”, manifestó en un mensaje que grabó para amigos y la prensa. Y contó: “me encontraba tomando un café y en ese momento vino un chico muy triste con mucho problemas y que parecía estar alcoholizado o drogado. Me encaró enseguida y me agarro de rehén. Pedía que vinieran personas que el conocía. Me insistió en que no me iba a hacer daño, pero que lo haría si no se hacía lo que él pedía. Advirtió que para él, la vida ya no tenía valor. Entonces yo traté de convencerlo de que me dejara, pero fue inútil”, recordó ella.
Simón Dublé apuntó que frente a la dramática situación en todo momento trató de relajarse y estar tranquila. “Los policías llegaron por atrás y abruptamente me empujaron para alejarme del atacante. Enseguida lograron reducirlo sin problema. Fue una maniobra rápida y en la que sólo sufrí un raspón”, relató Mercedes. “La policía estuvo muy bien”, insistió la víctima.
Luego, la mujer enfatizó su mensaje con un cartel en su perfil: “gracias a la policía de Concepción por salvar mi vida!!”, escribió.
El acusado se abstuvo de declarar y la fiscalía de turno pidió su detención
El hombre de 30 años que tomó de rehén a una mujer en una confitería céntrica de Concepción fue presentado ayer ante el fiscal Edgardo Sánchez. Fuentes judiciales comentaron que ya no estaba agresivo como el lunes a la tarde, sino que se mostró sereno. Cuando se le preguntó si iba a declarar, el hombre prefirió abstenerse. Desde la fiscalía se pidió de inmediato su detención, algo que no había sido resuelto hasta el cierre de esta edición por el Juzgado de Instrucción; con todo, se cree que la medida será otorgada. Por el momento, no llegaron los resultados del examen toxicológico y el dosaje alcohólico que se pidió, ya que todos los testigos dijeron que creen que el agresor no habría estado en sus cabales a la hora del ataque. En cuanto a la acusación, la causa quedó caratulada como “amenazas agravadas”, aunque no se descuenta que luego pueda cambiar a “privación ilegítima de la libertad”.